Quisiera dedicar mi entrada número 100 a un problema que vió la luz hace exactamente un año, la Cofradía del Señor de la Salud. Un año después aquí seguimos, sin solución alguna. La sombra del Señor de la Salud cada día se hace más grande.
Un grupo de cofrades, la mayoría vecinos del barrio de la Piedad, comandados por Pedro Dueñas (donante de la Imagen), intentaron erigir una Cofradía con la Imagen del Señor de la Salud como titular. Se creo una web, un video y un lema, hasta un pre-escudo. Se repartieron hojas de inscripción por todo el distrito parroquial con el objetivo de aminorar trámites.
El párroco, poco amigo de los movimientos cofrades, llegó con la intención de prohibir la reunión, cuando días antes la había autorizado (el derecho de reunión viene reflejado en la Constitución Española). Alegó múltiples argucias, todas ellas han ido cayendo por su propio peso.
En primer lugar comentó que había poca gente detrás de la idea, continuó diciendo que no se había avisado en la Diócesis de Plasencia y terminó asegurando que había un grupo de personas que estaban ya en camino para fundar la Cofradía, pero estaban siguiendo los lentos y largos pasos que fundar una Cofradía requería.
No son pocas las personas que se muestran partidarías de fundar la Cofradía en cuestión, estamos hablando de uno de los barrios más cofrades y necesitados de la ciudad, donde las costaleras de la Piedad son capaces de llorar, tan solo, por el orgullo que representa llevar en los hombros a la Patrona de su barrio.
Lo de la Diócesis ha quedado desmentido completamente al ver como la Asociación Parroquial de la Oración en el Huerto fue fundada sin trámite alguno con Plasencia. Yo soy de los que piensan que no ha habido nunca un segundo proyecto paralelo que se haya movido por la Diócesis.
Otras de las joyas que soltó el señor párroco fue que el estaría dispuesto a que fundar una Cofradía al "Criso Resucitado" que preside el Altar de la Iglesia de la Piedad. Por cierto, fue este señor quien prohibió que el Cristo de la Salud presidiera el Altar Mayor, en lugar de estar arrinconado en un baño tapado por cortinas, donde no se le puede ni atornillar la Cruz al hombro.
Me gustaría aprovechar este último párrafo para pedir al barrio que se rebele ante esta posición cabezota y testaruda de su párroco, siempre desde unos ideales de pacíficos, recordando que somos Iglesia, porque sí, los cofrades también somos Iglesia, al igual que los kikos.
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