Se reparten por la geografía nacional varios crucificados del imaginero D. Antonio Castillo Lastrucci que son casi idénticos al Cristo de la Buena Muerte de Don Benito. Todos ellos tienen su origen en el Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad sevillana de la Hiniesta tallado en 1938. Se cree que el Cristo de Don Benito fue la primera "copia" pues se realizó en 1939, apenas un año después. A continuación les detallo los origenes del Cristo sevillano, y por lo tanto del dombenitense, como curiosidad os dejo 2 fotografías del boceto original de Castillo Lastrucci:
Según el deseo expresado por los representantes de la Hermandad de la Hiniesta en el
contrato de ejecución, firmado el 14 de agosto de 1937, la imagen
resulta una evocación de los grandes Crucificados barrocos sevillanos.
Castillo Lastrucci hace en el Cristo de la Buena Muerte una serena
recreación de las obras de Juan Martínez Montañés y de Juan
de Mesa. Según Jesús Palomero Páramo, “del Cristo de la Clemencia toma
prestada la cabeza y el tronco, del Cristo de la Conversión del Buen
Ladrón copia el sudario y del Cristo de la Buena Muerte de la cofradía
universitaria hispalense recrea las piernas”. Y todo ello a partir del estudio del
natural, pues Castillo utilizó como modelo a un empleado de la tienda de
muebles Europa, que regentaba su hermano Manuel, llamado Manuel Gómez
Lora.
Como el Cristo del círculo de Felipe de Ribas destruido en el
incendio de la Parroquia de San Julián de 1932 que vino a sustituir, esta imagen
representa a Jesús crucificado y muerto, en el intermedio entre la
lanzada y el descendimiento. La cabeza, vencida hacia el lado derecho,
presenta corona de espinas tallada. El rostro responde al modelo ideal de belleza masculina que
Castillo va a aplicar a todas sus imágenes cristíferas. La dulce y
serena concepción de la cabeza en general, y del rostro en particular,
justifica la advocación de la Buena Muerte de Cristo.
La imagen, que tuvo un costo de 3.500 pesetas, fue bendecida el 3 de
abril de 1938 por el vicario Jerónimo Armario y Rosado en la iglesia de
San Luis de los Frances, donde se encontraba establecida la hermandad
después de los incendios de San Julián y San Marcos. Salió por primera
vez el Domingo de Ramos de aquel año desde la iglesia de Nuestra Señora
de Consolación (los Terceros), yendo solo en el paso, ya que la figura
de la Magdalena no se incorporaría hasta 1944.
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