Vamos a presentar un modelo de lo que puede ser la formación en las cofradías, entendiendo que en ellas se dan realidades muy distintas a las cuales hay que estar adaptados. De todos modos y, como idea general, hay que aplicar la formación en las cofradías siguiendo los modelos postulados por nuestro obispo diocesano en cuanto a la formación de los alejados, aunque afortunadamente no es así en todos los casos. Pero, si intentamos ignorar esta realidad, perdemos a la inmensa mayoría de los cofrades y, como dice Fray Ricardo de Córdoba, “es peligroso que la Semana Santa pierda la fe”.
Hay que entender que la formación es una opción libre en la que el cofrade participa o deja de hacerlo voluntariamente en función del interés que le despierte y del grado de concienciación que logremos transmitirle. Y se enmarca dentro de un entorno propio de tiempo libre que es la cofradía. Por ello no debe convertirse en un proceso tedioso ni equipararse a la formación académica. Debe ser permanentemente creativa y satisfactoria tanto en los contenidos como en cuanto a las formas de planteamiento.
El primer paso para establecer unos planes de formación sería el de elaborar un directorio o temario específico de formación cofrade básica que sirviera como guión de trabajo y aclarara las materias fundamentales, incluyendo además material opcional a utilizar en cada caso particular. El objetivo de este directorio de formación básica debe ser el de la formación integral, por la que el Cristiano vive su fe y da ante el mundo “razón de su propia esperanza” (1 Pe 3, 15).
Se puede partir de un plan a 3-5 años como los que se utilizan a menudo en la catequesis de adultos, dentro del plan se podrían formar una serie de bloques compactos (historia de las cofradías, fraternidad, el misterio pascual, cristología, etc.), los cuales podrían servir de base para la formación cofrade de las distintas capas formativas, ya fuera como bloques independientes o como partes de un todo, adecuándose cada cofradía a sus necesidades y posibilidades reales. Este directorio debe estar realizado por y para cofrades, aunque también es necesaria la presencia de los agentes de pastoral, pero ha de quedar claro su fin. Más adelante se puede ver un bosquejo de plan de formación básico, hay que anotar que los temas catequéticos siguen en parte las orientaciones del Tercer Catecismo de la Comunidad Cristiana “Esta es nuestra fe”, EDICE, 1987.
Para la elaboración de este directorio de formación cofrade básica sería deseable poder reunir a personas experimentadas dentro de la función formativa y especialmente en el apartado cofrade dentro del ámbito diocesano.
La idea básica es que hay que entender el nivel formativo dentro de las hermandades como formado por una serie de círculos concéntricos, con distintos estratos, capas o niveles en función de la integración y compromiso de los cofrades que los conforman. Todo el modelo de proceso formativo debe seguir un modelo interactivo y no cerrado. Como base para el análisis de las acciones formativas nos podemos basar en la filosofía PDCA de mejora continua de procesos de Deming (Plan-Do-Check-Act); dicha filosofía circular propone la necesidad de emprender una planificación previa, para luego ponerla a prueba, revisarla en base a los resultados obtenidos, actuar en consecuencia y rediseñar basándose en las acciones correctoras definidas para así volver de nuevo al principio hasta obtener los resultados deseados. Otro modelo utilizado por Acción Católica consiste en la filosofía del Ver, Juzgar y Actuar.
La idea básica es que hay que entender el nivel formativo dentro de las hermandades como formado por una serie de círculos concéntricos, con distintos estratos, capas o niveles en función de la integración y compromiso de los cofrades que los conforman. Todo el modelo de proceso formativo debe seguir un modelo interactivo y no cerrado. Como base para el análisis de las acciones formativas nos podemos basar en la filosofía PDCA de mejora continua de procesos de Deming (Plan-Do-Check-Act); dicha filosofía circular propone la necesidad de emprender una planificación previa, para luego ponerla a prueba, revisarla en base a los resultados obtenidos, actuar en consecuencia y rediseñar basándose en las acciones correctoras definidas para así volver de nuevo al principio hasta obtener los resultados deseados. Otro modelo utilizado por Acción Católica consiste en la filosofía del Ver, Juzgar y Actuar.
Francisco Espinosa de los Monteros
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